¿Sabías que el gran incendio que destruyó San Francisco no tuvo nada que ver con la madera?
La mayoría de arquitectos son conscientes de que, pese a ser un material combustible, la madera tiene un excelente comportamiento frente al fuego.
La arquitectura sostenible está convirtiendo a la madera, un material milenario, en el innovador material de construcción del futuro. A sus conocidas virtudes de calidez, belleza y elegancia se suman los valores en alza de la ecología y la sostenibilidad.
En el tema que nos ocupa hoy, son muchos los estudios que demuestran el gran comportamiento de la madera frente al fuego. Y es que, a pesar de la condición real de combustible de la madera (y de la mala fama que este hecho le ha acarreado en el imaginario popular), lo cierto es que ningún material resiste al fuego.
Lo que sabemos, antes de nada, es que los incendios suceden por razones externas, no a causa de las características del material usado. En segundo lugar, las estadísticas dejan claro que el peligro real está en el interior de las edificaciones, que es lo que se quema primero (mobiliario, decoración, ropa, etc.).
Las afecciones en la estructura llegan después. Y ahí sí, ahí es donde, poniendo el foco, se aprecia el excelente papel de los elementos de madera utilizados en construcción en su contacto con el fuego.
El único material de construcción que se protege a sí mismo contra el fuego
La resistencia al fuego de un elemento constructivo se calcula midiendo el tiempo durante el que es capaz de seguir cumpliendo su función en un incendio. Los tres valores principales son resistencia, estanqueidad y aislamiento.
En este sentido se puede afirmar que la madera, gracias a sus condiciones naturales, es el único material de construcción que se protege a sí mismo contra el fuego.
Al ser un aislante térmico natural, la madera posee una baja conductividad térmica, lo que provoca que su temperatura disminuya progresivamente hacia el interior. Al mismo tiempo, es capaz de frenar la combustión gracias a que la carbonización de su superficie impide tanto la penetración del calor como la salida de gases.
Finalmente, al ser muy difícil que la madera se dilate con el calor, en un incendio los elementos de madera no someten a grandes presiones ni a estructura ni a muros.
Tecnología para mejorar aún más esta resistencia
Sin llama, la madera necesita una temperatura en su superficie de más de 400ºC para comenzar a arder a corto o medio plazo. Con fuego, aún es preciso que la superficie alcance casi los 300ºC durante un tiempo antes de que empiece su combustión.
Como apoyo a estas condiciones naturales, la tecnología en la fabricación de productos de madera avanza día a día en cuestiones como sostenibilidad y eficiencia, de modo que en la actualidad existen una serie de técnicas de fabricación que mejoran la resistencia de la madera contra el fuego (secciones de sacrificio, productos retardantes, etc.).
Nuevas soluciones de arquitectura en madera seguras y sostenibles
Los arquitectos buscan cada día nuevas inspiraciones de diseño y construcción que enriquezcan sus proyectos desde un punto de vista creativo, funcional y sostenible. Las posibilidades de la madera certificada de calidad, y, en este caso concreto, las virtudes de los productos de madera en su relación con el fuego, permiten que este material ecológico y natural sea de nuevo un protagonista de excepción en importantes proyectos de arquitectura de todo el mundo.
Propuestas como el muro cortina de madera, una solución ideal para embellecer y dotar de sostenibilidad a los interiores de fachadas ligeras, son posibles gracias a productos como VIGAM, la única viga laminada de roble del mundo con marcado CE estructural, que fabrica y distribuye en exclusiva GRUPO GÁMIZ.
Otra forma de ganar estilo, eficacia y seguridad en revestimientos de exterior es apostar por la madera acetilada ACCOYA®, un valor seguro de belleza, elegancia y, sobre todo, durabilidad. Este material todoterreno para exterior es sostenible y natural, y se ofrece con una garantía por escrito de hasta 50 años.
La madera se abre paso en el siglo XXI y recupera su lugar en el mundo
Ese lugar es el tablero de dibujo de los arquitectos y, en consecuencia, las construcciones de todo tipo. En ellas vuelve a brillar la madera como elemento decorativo o estructural gracias a su calidad. Un prestigio que perdió durante un tiempo por culpa de mitos injustificados relacionados con el fuego.
Porque lo cierto es que el famoso incendio que destruyó San Francisco en 1906 no tuvo su origen en la combustibilidad de los edificios de madera. En realidad no se trató de un solo incendio sino de centenares, los cuales se fueron concatenando a través de diversas explosiones de gas causadas por el terremoto. El fuego se fue transmitiendo entre las edificaciones (de madera o no) que ardieron sin remisión.
Por si esto fuera poco, muchos otros incendios fueron provocados por propietarios, que tenían asegurados sus edificios contra incendios… pero no contra terremotos.