Amsterdam se reinventa como un dónut
En el plan presentado por las autoridades de la ciudad destaca la creación de un “pasaporte de materiales” para la construcción de nuevos edificios.
El “modelo de la rosquilla” o “modelo del dónut”, creado por la economista de Oxford Kate Raworth, es la inspiración del plan de Amsterdam para diseñar una ciudad basada en la economía circular. El objetivo de las autoridades de la capital holandesa es salir de la recesión provocada por el coronavirus con una visión comprometida con el medioambiente que impulse con éxito la reactivación económica.
Se trata de una respuesta proactiva y en clave ecológica a la debacle originada por el Covid-19. Una mirada de futuro llena de confianza en los resultados socioeconómicos de un compromiso sostenible a medio y largo plazo.
En lo que atañe a la arquitectura sostenible, una de las medidas ya presentadas por Marieke van Doorninck, vicealcaldesa de Amsterdam, es la creación del llamado “pasaporte de materiales”, que tiene como objetivo encontrar los materiales reutilizables en las demoliciones y promover el uso de materiales sostenibles, como la madera, en la construcción de los nuevos edificios.
Objetivo: salir del agujero
La teoría de Kate Rawoth afirma que el éxito socioeconómico tiene que tener forma de dónut. El anillo interior es lo que necesitamos para vivir mejor que ahora: ni más ni menos que cumplir los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU (alimentos, salud, educación, igualdad, ingresos, vivienda, etc.). No disfrutar de esos mínimos anula el concepto del bienestar y nos sitúa, literalmente, en un agujero (el del dónut).
El anillo exterior es el límite de bienestar al que puede aspirar la humanidad sin dañar el medioambiente. De este planteamiento se deduce que el bienestar general se encuentra en el (término) medio del dónut, donde se satisface de manera justa las necesidades de los seres vivos y del planeta en general.
La construcción en madera, una de las claves del plan de Amsterdam
Centrándonos en lo que se refiere, dentro de este plan, a arquitectura y sostenibilidad, la madera se convierte en un elemento clave. Un elemento constructivo, de hecho. La vicealcaldesa van Doorninck afirma que la ciudad regulará que los materiales de construcción que con mayor frecuencia se utilicen sean reciclados o naturales, de base biológica como la madera.
Aparte de la huella terrible del coronavirus, en Amsterdam existe un serio problema de vivienda, y construir más edificios de forma tradicional, por ejemplo con materiales como el acero y el hormigón, aumentaría brutalmente las emisiones locales de CO2, ya muy preocupantes, que han crecido en la ciudad hasta un 31% desde los años 90.
La madera reduce las emisiones de dióxido de carbono
La madera es básica para el plan de Amsterdam porque construir con madera reduce drásticamente las emisiones de dióxido de carbono. Estudios afirman que reemplazando el acero y el hormigón por estructuras de madera se podría llegar a reducir entre el 14% y el 31% de las emisiones de CO2 a nivel mundial.
La explicación se encuentra, además de en las virtudes de su estructura celular (la madera absorbe CO2, convirtiendo el aire en más saludable), en la energía mínima generada en su producción. Al contrario que otros materiales como el acero o el aluminio, los productos de madera evitan los gases de efecto invernadero en su proceso de fabricación.
La sostenibilidad es bella y creativa
Muchos arquitectos diseñan sus proyectos con responsabilidad ecológica. Hoy en día es mucho más fácil con las posibilidades estructurales de la madera, que permiten desarrollar soluciones de construcción sostenibles llenas de creatividad, calidez y belleza natural.
Un ejemplo es el muro de cortina de madera. Gracias a productos como VIGAM, la única viga laminada de roble del mundo con marcado CE estructural, de GRUPO GÁMIZ, fachadas ligeras de todo el mundo empiezan a adquirir la personalidad y elegancia únicas de la madera, y se mantienen a salvo de otros materiales con impronta menos ecológica, como el acero o el aluminio.
Los arquitectos también tienen a su disposición la madera sostenible ACCOYA®, un producto perfecto para construcciones en exterior. Esta madera acetilada (un proceso libre de elementos tóxicos) tiene una garantía de hasta 50 años por escrito.
En definitiva, será soluciones como estas las que ayuden a arquitectos de todo el mundo a construir el Amsterdam posterior al coronavirus.