Bienvenidos a un nuevo mundo
La huella del coronavirus originará cambios profundos en nuestro modo de vida. De momento, ya está transformando conceptos como la arquitectura hospitalaria.
Hoy inauguramos el blog de GRUPO GÁMIZ. Lo hacemos en tiempos convulsos, mirando la vida desde nuestros balcones y con el deseo de que la pesadilla COVID-19 se convierta pronto en un doloroso recuerdo.
No parece, sin embargo, que las consecuencias de esta experiencia vayan a ser livianas. A día de hoy, las principales lecturas sobre el virus —como no podía ser de otro modo— son las sanitarias y las económicas, pero ya hay quien pone el foco en los cambios profundos que esta coyuntura causará en la conducta humana: en nuestra forma de relacionarnos, de trabajar… En nuestra forma de vivir, en definitiva.
Cómo afectará el coronavirus a la arquitectura
La arquitectura es una disciplina en constante reflexión. Su interrelación con todos los órdenes de la vida hace necesario a sus profesionales el planteamiento de interrogantes de índole casi filosófica. La ironía es que quien suscita ahora las preguntas es el coronavirus. Y la tormenta de ideas ya ha comenzado.
Por ejemplo, se dice que este episodio del COVID-19 modificará el concepto futuro de los espacios públicos, oficinas o recintos médicos. En la calle se priorizarán las condiciones higiénico-sanitarias y los accesos inteligentes. Hay quien predice que se volverá a las oficinas cerradas, y que los ámbitos comunitarios en los centros de trabajo serán los mínimos imprescindibles.
En lo que se refiere a la arquitectura hospitalaria, ha quedado patente la dificultad no solo de alojar a una cantidad desmedida de enfermos, sino, simplemente, la de recibir en sus instalaciones de forma segura a un gran número de infectados contagiosos.
La paradoja: el coronavirus favorece la sostenibilidad
El miedo, primero, y la alerta sanitaria después, han reducido el turismo. Los cielos han sido los primeros en despejarse. Todos hemos visto los gráficos del antes y el después de la polución en China. A excepción de los millones de megas de internet, el consumo se ha detenido. Lo que son pésimos augurios para millones de personas parecen ser excelentes noticias para otros habitantes del planeta, como los animales y la vegetación.
Algunos expertos en sostenibilidad afirman, sin embargo, que la mirada positiva sobre el COVID-19 tiene que ver, también, con los efectos que obrará en nuestra conducta: nos preocuparemos más sobre la salud, la nuestra y la del medioambiente. Nos lavaremos más y mejor las manos, sí, pero también procuraremos tener una visión más responsable y ecológica sobre la incidencia directa de nuestros actos: reciclar, consumir, votar…En cuanto a los profesionales de la arquitectura, las voces que lo tienen claro desde hace tiempo hoy se oyen más alto que nunca: la arquitectura será sostenible o no será.
La arquitectura sostenible cobra fuerza
Con coronavirus o sin él, la arquitectura sostenible es el presente y el futuro de la humanidad. Hay arquitectos que lo han tenido claro desde siempre y otros que lo han comprendido progresivamente y han ido adaptando sus proyectos a esa mirada. Gigantes como Norman Foster, Renzo Piano, Richard Rogers o Ken Yean.
El punto de partida es proteger el medioambiente desde la primera línea trazada en el plano. Los objetivos sostenibles en arquitectura se consiguen desarrollando un urbanismo en este sentido, aspirando a la eficiencia energética y vigilando que los recursos utilizados en el proyecto sean sostenibles. El COVID-19 ha logrado que mensajes como estos avancen posiciones en el índice de importancia de profesionales y usuarios.
La madera, el material de construcción sostenible ideal
La madera es clave en la construcción sostenible. Su uso reduce el impacto medioambiental. El secreto está a la vista de todos: la madera es un producto natural. Su elaboración no requiere de otros elementos ni, por tanto, de una gran manipulación, lo que supone, desde el principio, un ahorro enorme de energía. Al mismo tiempo, cuanta más madera se usa, más árboles se plantan, de modo que más pulmones habrá para el mundo…
… y menos materiales no sostenibles se utilizarán (hormigón, plástico, aluminio, acero…).
Porque estamos hablando de madera sostenible, con certificados que así lo atestigüen, como la garantía de sostenibilidad y usabilidad de los productos de GRUPO GÁMIZ (PEFC, FSC, EPD…).
Sin límites para diseñar proyectos arquitectónicos de todo tipo
Además de ser la materia prima regenerativa ideal, la madera de calidad certificada contribuye a embellecer proyectos arquitectónicos de cualquier propósito. Su uso es adecuado y seguro para interior o exterior, e incluso para uso estructural. En GRUPO GÁMIZ fabricamos VIGAM, la única viga laminada de roble del mundo con marcado CE para uso estructural.
Con nuestras vigas laminadas es posible, por ejemplo, la construcción de un muro cortina de madera, sin necesidad de la intervención de materiales no ecológicos como el aluminio o el acero.
Para muchos, la madera es ya, sin ninguna duda, el material de construcción del siglo XXI. El aliado imprescindible de los arquitectos que apuestan por la convivencia de la estética y la economía circular. La materia prima perfecta con la que alcanzar el ideal de libertad creativa, belleza y sostenibilidad.